domingo, 21 de febrero de 2016

Necromancia




La nigromancia o necromancia es una rama de la magia (negra) que se basa en el uso de los muertos, ya sea con sus cadáveres o por la invocación de sus espíritus, para la adivinación y la obtención de
conocimientos ocultos. En ocasiones se requiere el contacto directo con sus cadáveres y/o posesiones. La nigromancia es una práctica antigua común a la tradición mística o sobrenatural de varias culturas, entre ellas la egipcia, mesopotámica, persa, etc. Se ejercita aún en la actualidad, en donde se busca responder preguntas mediante la intervención de un espíritu. La palabra nigromancia se usa también en un sentido más general para referirse directamente a la magia negra y la brujería.
Etimológicamente, nigromancia es una adaptación del término “necromantia” del latín tardío, tomada a su vez de “nekromanteía”, palabra procedente de la era postclásica griega y compuesta de los términos griegos “nekrós“ (νεκρός), cuerpo muerto, y “manteía” (μαντεία), profecía/adivinación.
Muy probablemente la nigromancia evolucionó a partir del chamanismo primitivo, en el cual se invoca a los espíritus de los antepasados. Los nigromantes clásicos dirigían a los muertos con una mezcla de “chirridos, tonos altos y bajos zumbidos”, de una manera similar a los murmullos en estado de trance de los chamanes. La nigromancia fue muy frecuente en diversas civilizaciones de la Antigüedad y se tienen registros de sus prácticas en Babilonia, Egipto, Grecia y Roma. En su libro Geographica, Estrabón ya hace referencia a los “adivinos de los muertos” (νεκρομαντία). En Babilonia los nigromantes eran llamados “manzazuu” o “sha’etemmu” y los espíritus a los que invocaban se conocían con el nombre de “etemmu”.  El relato literario más antiguo sobre la nigromancia se encuentra en la Odisea de Homero. Bajo la dirección de Circe, una poderosa hechicera, Odiseo viaja al inframundo (katabasis) con el fin de obtener una visión acerca de su viaje de regreso inminente al elevar los espíritus de los muertos a través de la utilización de hechizos que Circe le ha enseñado. Odiseo desea invocar e interrogar en particular a la sombra de Tiresias, sin embargo, no es capaz de convocar el espíritu del vidente sin la ayuda de otros.
Los pasajes de la Odisea contienen muchas referencias descriptivas a rituales nigrománticos: Dichos ritos deben ser realizados en torno a un pozo de fuego durante horas nocturnas, además, Odiseo tiene que seguir una receta específica, la cual incluye la sangre de los animales sacrificados para confeccionar así una libación a los fantasmas para beber mientras recita unas oraciones, tanto para los fantasmas como para los dioses del Inframundo.
Este tipo de prácticas, que van desde lo mundano hasta lo grotesco, se asocian comúnmente con la
nigromancia. Los rituales pueden ser muy elaborados, con la participación círculos mágicos, varitas,
talismanes y conjuros. El nigromante también puede rodearse de los aspectos morbosos de la muerte, que a menudo incluye el uso de ropa de la persona fallecida y el consumo de alimentos que simbolizan la falta de vida y la decadencia como el pan negro sin levadura y el jugo de uva sin fermentar. Algunos nigromantes incluso van mucho más lejos y toman parte en la mutilación y el consumo de cadáveres.
Estas ceremonias pueden alargarse durante horas, días o incluso semanas, lo que lleva a la supuesta
invocación final de los espíritus. En las prácticas nigrománticas se realizan con frecuencia en lugares de enterramiento o de “melancolía”, adaptados a las pautas específicas de cada nigromante. Además, estos practicantes “prefieren” invocar a los muertos recientes en base a la premisa de que sus revelaciones y

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